[ Pobierz całość w formacie PDF ]
.El tacto de su pelaje blanquinegro lepareció casi sensual.Ocho días después la dejó salir de su jaula.Pensó que el recinto de la oficina, muchomás amplio, bastaría como prisión.Apenas Tolly Mune abrió la puerta, Desorden salió deella dando un salto, pero cuando el salto la hizo cruzar la habitación como un cohete fuerade control, empezó a emitir salvajes bufidos de miedo e incomodidad.Tolly partió en subusca impulsándose de una patada y logró cogerla, pero la gata se debatió ferozmente ensus manos, trazando largos arañazos en su piel.Después de que el meditec hubieracurado sus heridas, Tolly Mune hizo una llamada a seguridad. Que requisen una habitación en el Panorama del Mundo  dijo , una que tengacontrol gravitatorio.Quiero que pongan la rejilla a un cuarto de gravedad. ¿Quién es el invitado?  le preguntaron. Una prisionera del Puerto  respondióella secamente , armada y peligrosa.Después del traslado, visitaba el hotel cada día al terminar su ¡ornada, al principioestrictamente para alimentar a su rehén y comprobar su bienestar.A los quince días, sinembargo, ya se estaba quedando el tiempo suficiente para aumentar su dieta en unascuantas calorías y darle a la gata el contacto personal que tanto parecía anhelar.Lapersonalidad del animal había cambiado de un modo espectacular.Cuando Tolly abría lapuerta para su inspección diaria emitía ruidos de placer (aunque seguía intentandoescapar a cada ocasión), se frotaba contra su pierna sin la menor provocación, nuncasacaba las uñas e incluso daba la impresión de estar engordando.Cada vez que TollyMune se permitía sentarse, Desorden saltaba instantáneamente a su regazo.La vigésima¡ornada del nuevo cautiverio, Tolly se quedó a dormir allí y seis días después trasladótemporalmente su residencia al hotel.Pasaron cuarenta y siete días y, para entonces, Desorden ya se había acostumbrado adormir junto a ella, enroscada sobre la almohada, rozando con su pelaje blanquinegro lamejilla de Tolly Mune.El día número cuarenta y ocho Haviland Tuf llamó.Si le sorprendió ver a su gata en elregazo de la Maestre de Puerto, no dio la menor muestra de ello. Maestre de Puerto Mune. dijo. ¿Aún no se ha rendido?  le preguntó ella. Enlo más mínimo  replicó Tuf.De hecho, estoy preparado para reclamar el precio de mivictoria.La reunión era demasiado importante para ser celebrada mediante enlaces de vídeopor muy protegidos que estuvieran contra todo tipo de indiscreción.Josen Rael habíallegado a la conclusión de que quizá Vandeen tuviera medios para traspasar los escudos.Al mismo tiempo, dado que Tolly Mune había llevado directamente todos los tratos conTuf y quizá pudiera comprender sus reacciones mucho mejor que el Consejo, resultabaimperativo que estuviera presente y su aversión por la gravedad fue considerada carentede importancia.De ese modo, Tolly Mune cogió el ascensor para dirigirse a la superficie,por primera vez en más años de los que le gustaba recordar, y fue transportada en un taxiaéreo a la cámara más elevada de la torre del consejo.La enorme estancia poseía cierta dignidad espartana.Se encontraba dominada por unacolosal mesa de conferencias cuya brillante superficie era toda ella un inmenso monitor. Josen Rael estaba sentado en el sitio más importante, ocupando un sillón negro en el cualse distinguía el globo de S'uthlam en relieve tridimensional. Maestre de Puerto Mune. la saludó mientras ella avanzaba penosamente hastaun asiento libre situado al otro extremo de la mesa.La estancia se hallaba repleta de poder: el consejo interno, la élite de la faccióntecnocrática, los burócratas situados en los puestos clave.Media vida había pasado paraTolly Mune desde su última visita a la superficie, pero veía los noticiarios y pudoreconocer a muchos de ellos, como el joven canciller de agricultura rodeado por sussecretarios, sus ayudantes para la investigación botánica y el desarrollo oceánico, ya losencargados del procesado alimenticio.También se encontraban presentes el consejero deguerra y su ayudante ciborg; el administrador de transportes; la encargada de los bancosde datos y su jefe de analistas; los consejeros de seguridad interna, ciencia y tecnología,relaciones interestelares e industria; el comandante de la Flotilla Defensiva; el oficial másantiguo de la policía mundial.Todos movieron la cabeza y la contemplaron con rostrosdesprovistos de expresión.En favor suyo, debe decirse que Josen Rael prescindió de toda formalidad. Han dispuesto de una semana para estudiar las cifras de Tuf, así como las semillas ymuestras que nos ha proporcionado  preguntó.¿Y bien? Es difícil emitir un juicio preciso  dijo el jefe de analistas.Puede que sus cifrasden en el blanco o puede que estén totalmente equivocadas por basarse en unassuposiciones iniciales erróneas.No podré emitir un juicio preciso hasta que.bueno,digamos que harán falta varias cosechas y varios años como mínimo.Todas las cosasque Tuf ha clonado para nosotros, tanto las plantas como los animales, son desconocidasen S'uthlam.Hasta que no las hayamos sometido a duras experiencias para decidir cómovan a comportarse bajo condiciones s'uthlamesas, no podemos estar seguros de ladiferencia que van a suponer en el estado actual de las cosas. Si es que van a suponer alguna  dijo la consejera de seguridad interna, una mujertan baja como fornida. Cierto  admitió el analista. Creo que se muestran demasiado conservadores  lesinterrumpió el consejero de agricultura.Era el miembro más joven del consejo y como talsolía hablar de un modo algo impetuoso.En ese momento sonreía tan ampliamente quesu flaco rostro daba la impresión de ir a partirse en dos mitades.Mis informes sonclaramente brillantes [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • elanor-witch.opx.pl
  •